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Feminización de la gordura

(Estudio cualitativo

en Santiago de Chile)

Estimades les presento un resumen de un estudio exploratorio que tuvo por objetivo describir y comprender el modo en que se construye socialmente la gordura, atendiendo a las diferencias según sexo, grupo etario y nivel socioeconómico. De él salieron valiosas y muy representativas ideas/creencias en relación a las personas que habitan cuerpos grandes. Las autoras proponen finalmente que la discriminación por el tamaño del cuerpo es una forma de reproducir las desigualdades de género.

La construcción social y creencias de las personas (de diferente edad, sexo y nivel socioeconómico) en relación a la gordura son brutales, y por cierto muy reales. Ayudan a entender por qué es tan fuerte la gordofobia en este país, y al mismo tiempo deja entrever cómo opera el patriarcado conjuntamente.

Te invito a que leas el artículo completo. Yo acá solo hice un breve resumen de las conclusiones centrales a las que llegaron las autoras.

La gordura aparece como un asunto ampliamente feminizado por cuatro grandes razones:

1. La norma del tamaño del cuerpo es más estricto para mujeres que hombres. Las personas perciben gorda a una mujer al tener una silueta 6 (según la escala de siluetas propuesta por Sørensen y Stunkard) sin embargo un hombre gordo es una silueta 7.

2. Moralización de la gordura. La exigencia de un cuerpo más delgado para las mujeres va acompañada de una moralización de la gordura. Esto ya que una mujer gorda es percibida como fea, sucia y floja. No así un hombre gordo, que puede ser el simpático del grupo o básicamente solo gordo (sólo un descriptor).

La gordura es descrita como una condición que produce una aversión porque se percibe a las personas gordas como flojas, con baja autoestima y cuidado de sí mismas, lo que finalmente sustenta la discriminación por tamaño de cuerpo o gordofobia.

“Las personas gordas son construidas como seres con bajo aprecio por sí mismas, lo

que se traduce en una ausencia de disciplina en el cuidado del cuerpo. Se puede

interpretar que la repulsión que provoca la gordura es consecuencia de una falta moral

que se marca en el cuerpo. Ello es lo que permitiría, juzgar y por tanto discriminar por el “tamaño del cuerpo.”

La gordura es entonces una condena moralizadora femenina.

3. La gordura como asunto de preocupación femenina (feminización de la gordura)

“Las mujeres son construidas como seres más preocupadas de su peso, en cuanto están más expuestas que los hombres a ser juzgadas por el tamaño de su cuerpo. No es únicamente que la norma sobre el grosor del cuerpo sea más estricta para mujeres, sino que a ellas

se les atribuyen con mayor facilidad los defectos morales descritos anteriormente.”

4. La gordura como responsabilidad femenina y el rol de cuidadora.

Las mujeres son percibidas como las principales responsables del cuidado de los hijos de su peso y salud:

“La función cuidadora se describe como intrínsecamente femenina, por lo tanto, la salida

de la mujer del espacio doméstico tiene como consecuencia necesaria un descuido

en esta función.”

Por otra parte el que la mujer esté gorda dentro del matrimonio no resulta tan grave como serlo siendo soltera/ joven/divorciada.

“el cuidado de los hijos se traduce en una falta de tiempo para la preocupación por sí mismo, y la gordura como efecto es vista, en consecuencia, con cierto grado de aceptación social.”

“Decirle gorda a una mujer implica un insulto, pues connota falta de cuidado, estima personal y disciplina. Por omisión, estos atributos en el caso masculino parecen juzgarse en otros espacios, es decir, la disciplina y el cuidado no parecen remitirse o marcarse en el cuerpo.”

La gordura como un facilitador de violencia hacia la mujer

El considerar y creer que la gordura es condenable moralmente justifica la violencia/opresión/discriminación hacia personas gordas de forma directa como insultos y burlas, e indirectas como el ser mujeres no elegibles a la hora de encontrar parejas o encontrar trabajo.

“dado que los/as gordos/as son seres condenables moralmente, se consiente la violencia

y la discriminación hacia ellos/as. Considerando que es un asunto feminizado,

termina siendo una forma de violencia hacia la mujer autorizada socialmente.”

El artículo lo puedes encontrar aca y las autoras son María Alejandra Energici, Elaine Acostab, Macarena Huaiquimilla, & Florencia Bórquez de la Universidad Alberto Hurtado.

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